miércoles, 23 de noviembre de 2011

Jackie



Llegué aquí huyendo, escapada de mi cruda realidad.
Una realidad ni mejor ni peor que la de muchos otros, pero sí la mía, propia y de nadie más.




Mudado el semblante, quiso corresponderme con una mueca parecida a una sonrisa y echó a correr. Parece como si la viera marcharse, aún hoy, a cámara lenta, con una música de violines sonando en cinemascope.
¿Y quién le puede recriminar su caprichosa inestabilidad?
Su familia política, con todas las connotaciones que deja en el aire esa última palabra, hizo con ella lo que quiso. Incluido el aprendiz de brujo de su marido.
Ah, pero la erótica del poder es sugestiva y muy cara, y ella siempre supo gastar el dinero como nadie.




Encontrármela en Verona, en esta huída compartida me hizo darme cuenta de mis actos, de lo inconsciente de mi partida incluso para mí misma.
Verla alejándose me obligó a detenerme, como si en esta carrera de relevos, el testigo se lo hubiera pasado yo a ella y no al revés.
Al recuperarla hoy de la tarjeta gráfica me parece todo vacío, carente de significado.
Mas ella sabe que le dejé muchas cosas aquella noche. Y que me escuchara fue un gran alivio.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El rayo


Como caballo salvaje,
saltando de nube en nube,
corre inquieto, baja y sube
sin rienda ni vasallaje;
tenido fue por mensaje
de celestiales enojos,
pues, lanzando dardos rojos,
el alto muro derrumba,
y abre inesperada tumba
a polvorientos despojos.


Caudillo de la tormenta
que agita los hondos mares,
tronza robles seculares
y al fuego voraz afrenta:
¿quién tomará por su cuenta
domeñar su furia brava?
¿Quién del torrente de lava
pondrá dique a la carrera?
El hombre, el hombre a la fiera
convierte en dócil esclava.



El poema, escrito a finales del s. XIX por Melcior de Palau, es mucho más largo, y lo podéis encontrar aquí.


Pero sus dos primeras estrofas me sirven para saludar a IRENE e IMANOL, dos destellos de ese fulgor que permanecen fijos en el firmamento de un amigo al que me unen varios folios emborronados, un rey iluminado, y esa cocina por donde amanecen miles de ideas.


Cartero, cuerdo y vagabundo… va por ti!!!