viernes, 29 de mayo de 2015

S




[Letter S, de Abba Richman]

sabes
serenamente
silenciar
-solícito-
suspiros
           
            salados
            secretos
            sibaritas
            solemnes
            suculentos
                       
                        suaves suspiros,
                        solubles sobre
                        sitios
                        señoreados
                        sabiamente
                       

domingo, 24 de mayo de 2015

Building Bridges








Este año ha caído todo. La primera semifinal del martes, la segunda semifinal del jueves, y la final del sábado. 40 canciones, 40 países. Y un nivelazo que ya lo quisiéramos para otras ocasiones. Pero claro no siempre se celebran 60 años de eurofestival ni se invita a participar a los australianos, que hace 20 que retransmiten el evento a la hora del desayuno. Incluso, en un alarde de poderío, esta vez se consigue camelar a los chinos para que también te sigan.
Y a mí me ha encantado, me figuro que porque he regresado por unas horas a Viena y porque el show como tal ha sido espectacular, de carne de gallina en algunos momentos. Como cuando en cada gala, al principio, con la intro, asistíamos al desfile de los participantes entre la Green Room y el escenario, y el ballet cerraba de nuevo el pasillo con su baile.








Este año ha sido el año de….
  • 4 presentadoras
  • 2 comentaristas: Iñigo haciendo pareja con Julia Varela
  • 8 dúos, aunque a la final sólo pasaron 4: Eslovenia, Estonia, Lituania y Noruega
  • 3 valientes que se enfrentaron en solitario al escenario: Suecia, Chipre y Georgia
  • blanco y negro, para el vestuario y también para la emisión de una parte de la actuación de Chipre
  • capas y velos, en Armenia, Serbia, España, Polonia.
  • escotes más que generosos, en las presentadoras, en los jurados que emitían los votos, en las cantantes de Grecia, España, Albania, Letonia, Rusia.


Y aunque el escenario ha sido la bomba y ha servido para, por ejemplo: los dibujos animados de Suecia, el ojo de Sauron de Georgia, el paisaje de almendros en flor de Polonia, el decorado a lo Gatsby de UK, el bosque fantasmagórico de una noche de lobos para Azerbaijan, el sol incandescente de España, las líneas y trazos minimalistas de Bélgica, o las celosías gigantescas para el templo de Letonia…. Si como digo la imaginación en los decorados ha sido mucha, ha habido también que añadir otros elementos exentos como instrumentos varios, muchos pianos (de los cuales Austria se ha permitido el lujo de quemar uno, en directo y sin miramientos), alguna que otra farola (Australia), un par de zapatos gigantes que hacían de escaleras (UK), muchas maletas (Rumanía), 5 focos (Alemania) y 3 besos de larga duración (Lituania).
  


Y como pasa la mayoría de años, los favoritos han dado la campanada y lo han sido por méritos propios. Ganó Suecia, con escasos lujos salvo en la puesta en escena, muy efectista. La niña rusa anclada al escenario con un vestido blanco que parecía una corola floral invertida, fue segunda. Y el trío italiano de voces masculinas, el tercero.
Si se repasa el listado de votos del jurado español encontramos las mejores canciones del festival: Israel (1 punto), Noruega (2), Estonia (3), Lituania (4), Rumanía (5), Bélgica (6), Australia (7), Suecia (8), Rusia (10), Italia (12).
 



¿Y España qué? Pues 15 puntos oiga, y dese por satisfecha, pues de los 5 países que mantienen económicamente el sarao sólo Italia ha triunfado con su tercer puesto. España, UK, Francia, Alemania + Austria (la anfitriona), del 21 para abajo con un par de ceros bien rechonchos para la Merkel y sus vecinos.
¿Y quién fue el valiente que se atrevió a votarnos? Ahí va: Francia (5 puntos), Portugal (3), Montenegro (2), Moldavia (1), Azerbaijan (1), Suiza (1), Israel (1), Rusia (1).
¿Y la canción en sí? Pues bien cantada, no lo discuto, pero hay dos cositas que no me cuadran. Por un lado creo que le falta letra y que la que tiene no hace un estribillo suficiente para que los millones de europeos que no nos conocen se acuerden de votarnos. Quizás sea porque al compositor se quedó sin palabras después de pergeñar también la canción de Georgia.
Y luego está la cuestión del “drama español”, tal y como aparece en la web de Eurovisión. Si empezamos con la muerte del ser amado, haciendo de Edurne la representación de una “piedad” moderna, vestida de rojo brillante... ¿qué sentido tiene cantar: “a mí no vuelvas sin su amor”? La diosa guerrera que aparece bajo la capa y que el difunto, transfigurado en bailarín, le arrebata, ¿cómo narices va a recuperar el amor perdido?
Lo siento, no entiendo el trasfondo del cante.
  

martes, 12 de mayo de 2015

Ascensor


[Tongues, de Victor Enrich]



Necesitamos uno. Tenemos muchas escaleras, demasiadas. Incluso piernas cansadas, varicosas, artrósicas. Y puede que también algún amor tórrido y furtivo entre vecinos. Pero nadie dijo nada de toboganes ni rampas.