domingo, 31 de enero de 2010

La realidad oculta


“Y el pozo. ¿Cuándo he visto yo este pozo? La roldana sin cuerdas, y el brocal arruinado; unos pájaros, asustados, que escapan por la tapia, cielo arriba, redondo revuelo y refugio en el paraíso verde claro, y el patinillo de juegos de niño, de los niños, de qué niños, con el frío que se pasaba allá, que hoy hace frío, no se puede salir, y aquí este jardín tibio, y si será posible, Julia con su pelo partido en dos bandas y sujeto en trenzas, peleándonos, qué me pasa a mí, y, dónde será esto, allá quizás esté lloviendo y las mujeres empezarán a ponerse el abrigo, en todas las habitaciones hay algo que sé llamar y se me escapa innominable, Jorge contento, el cuerpo ya a su gusto, cuándo habré tenido yo todo esto.”

Alonso Zamora Vicente. Apiguaytay


“Era, seguramente por el aire de misterio que parecía envolverla, la máscara más interesante que había aquella noche en el Real.
De pie en medio del salón, apoyábase indolente en uno de esos bastones de la época del Directorio, ligeros y frágiles como juguetes, caprichosamente adornado de cintas y flores. Iba sencillamente vestida con un dominó de seda negro, amplio y largo, tachonado de lentejuelas doradas. A través del antifaz, que le cubría por completo la cara, brillaban sus ojos como la noche. Sobre el pecho caíale desmayado un ramo de violetas marchitas.
Me acerqué a ella, y después de unas frases banales, la invité a que diésemos una vuelta por el salón. Cogiose de mi brazo sin decir palabra. Su andar era lento y solemne. Si las estatuas tuvieran el don del movimiento así debían caminar.”


Miguel Sawa. La máscara del dominó negro



La realidad oculta: cuentos fantásticos españoles del siglo XX. Edición de David Roas y Ana Casas. Palencia: Menoscuarto, 2008. 300 pág.

sábado, 16 de enero de 2010

Cometas a la fuga


A Bandah regresé de joven cuando todavía era capaz de ruborizarme, y no creía yo que aquello fuera a curtirme menos que las guerras de cien años que solíamos festejar día y noche.
Siempre es bueno tejer amistades para toda la vida sin más obligación que el saludo cortés al cruzarse una tarde de mayo por el malecón.
Pero nada dura eternamente, ya lo decían los astros, y en Bandah era fácil morir sin sentir el apremio de una confesión a la luz de la vela que aguarda nuestro reposo.
Unos pies grabados en la arena sosegada del recuerdo, cuando las olas rompientes esquivan su silueta… no fueran a marcharse los granillos por entre los dedos como en un desagüe de la imaginación.

El paisaje de la ciudad pasaría del verde al ocre en apenas unos decenios pero de eso nadie se haría responsable en el final de sus horas. Sólo la sonrisa de una doncella enamorada o el crepitar de unos besos robados al sueño podrían confirmar la evidencia de su destino.
Que las oportunidades pasan, vendaval arriba, vendaval abajo, como las hojas secas que arrastra el otoño mientras la tarta de castañas sube en el horno de la vida,… y que a veces la tonada de una vieja canción nos hace resucitar del sopor más absoluto sin pedirnos cuentas, sólo por el gusto de chispearnos en los ojos cargados de fugacidad.

¡Palabra de rey cometa!

Fotografía: Trazos de estrellas

miércoles, 6 de enero de 2010

Reyes incendiados


Me estoy tomando una tila.
Debo relajar los satélites interconectados que pululan alrededor de mi pobre cabeza.



Pero, mientras eso pasa, alguien podría explicarme…

¿por qué los gitanos rumanos tuvieron que quemar su casa, precisamente esta tarde, con el lío que tenemos en el vecindario con tanto niño y tanto regalo suelto?
¿están cabreados porque los han desahuciado? ¿y qué culpa tenemos el resto de mortales?

¿por qué los bomberos, la guardia urbana, los mossos d’esquadra y los sanitarios han acordonado toda la manzana durante, siendo generosos, casi tres horas?
¿por qué, si eran las 4 de la tarde y se veía perfectamente, por qué, repito, los bomberos entraban y salían de la casa con las linternas encendidas? ¿influencia del CSI?
¿quién me saca el olor a quemado de la ropa que tenía tendida en el balcón?

¿por qué a la gente le gusta fardar de cámara de fotos, de vídeo o de móvil de última generación? ¿es necesario que el escenario de un crimen tenga más destellos por segundo que estrellas muertas se cuentan en el firmamento?

¿era pedir demasiado tener un día de reyes tranquilo, jolines?




En fin, mañana intentaré resolver por qué los dichosos satélites me persiguen a mí y no le van a dar por saco a otra.