sábado, 24 de diciembre de 2011

bon Nadal


Cuando se me mete algo en la cabeza ya no hay remedio.
Les dije que este año quería ser yo la chica de rojo, la que daría un aire diferente a lo de repartir regalos. Y que no permitiría que nadie se interpusiera en mi camino.
Hubo algunas voces críticas, para qué negarlo, pero se ahogaron en un crujir de pescuezos.


La idea de la felicitación también fue mía.
Elegí con sumo tacto a los pequeños cantores y le pedí prestado a Gustavito su amigo de peluche.
La estrella, por iniciativa propia, se añadió a la instantánea.


Lo que desentona es el impostor clavado en el pináculo del árbol pero, como todo el mundo sabe, las turbulencias afectan de forma muy desfavorable a la diligente conducción de los trineos y aunque los renos ponen toda su pericia en el galope estelar, en ocasiones, basta un pequeño rastro de cometa en el camino para que todo trastabille y se pierdan pseudopapas Noel en el cumplimiento de sus funciones.
Desolée!!!


Un año más mi excusa perfecta para felicitaros la Navidad, desearos comidas copiosas, calorías a mogollón, poco carbón y dádivas generosas.


See you next year!!!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Humoresque

O como pasar de una fantasía musical a ver morir a Joan Crawford en un mar de lágrimas.


Una mañana, no hace mucho, me despertaron los acordes de Carmen Fantasie, una virtuosa pieza para piano y orquesta, compuesta originariamente para la banda sonora de una película.








De ahí todo fue recorrer el mundo en pos de Franz Waxman, su compositor, a través de las películas a las que puso música, para detenerme y deleitarme, quizá, con la más sobresaliente de su carrera, al menos a nivel musical: Humoresque.


Gran película, grandes interpretaciones, gran banda sonora.



Lo de Joan Crawford merece mención especial, no porque desee descubrirla ahora sino porque la historia que narra en la película, sin ella o con otra actriz, hubiera sido de muy distinta intensidad.
Jamás un embelesamiento musical había sido tan magistralmente interpretado, no sólo por el amor que profesa hacia el genial violinista sino también por la belleza que se desprende de su instrumento.
Tanta pasión encontrada sólo podía tener un trágico resultado. Y aunque me revienta contaros el final de la peli, no me queda otra salida.


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