martes, 1 de enero de 2013

Anhelo

Iris, de Rafal Olbinski

Dormida en el cálido sustento de mi noble armazón, se hielan las puntas de mis dedos. Aún así, entre la escritura de las cuerdas, dejo letras emparejadas que pronunciarán el magnético hechizo de tu nombre. Como harán también las lilas, turbadoras espigas de refinado talle, al estremecerse con la irisada pausa de tu aliento.
El azul Prusia envuelve mis pensamientos en esta primera hora y el acorde de un arpa florida tornea en la lluvia perlas de frío que caldearán sólo si tu respuesta llega durante el sueño que te hace justicia.