sábado, 12 de septiembre de 2009

Citas y más citas

En mis tiempos, era el chico el que tenía que pagar el billete de autobús y la entrada del baile...



Cuando alguno no me gustaba o no se había portado como yo esperaba, lo citaba en la parada del autobús y no me presentaba.
Me subía una parada antes y, al pasar por delante, me reía de él.
Y cuando no me pagaba el baile, me pasaba toda la noche bailando con sus amigos.
Ahora las mujeres habéis perdido la cabeza. O pagáis vosotras o a medias, ¿dónde se ha visto eso?
¡El hombre es el que debe conquistar a la mujer y el que tiene que aflojar los billetes!



Así de chula se explicaba mi madre el otro día. ¡Quién lo diría!
Y todo porque se me escapó que había quedado con un ex para tomar un café.
Pretendía que lo dejara plantado; que, teniendo en cuenta lo mal que habíamos terminado, no se merecía ni un minuto de mi estresado tiempo.
Pero la curiosidad pudo más que la maldad y me presenté de muy bien ver, porque sabía que ese detalle le molestaría más que una ausencia injustificada.

Lo que no me dijo mi madre es que, muy probablemente, esa cita sería un auténtico coñazo.
Y lo fue.
Cuando una persona se empeña en seguir viviendo de recuerdos y en crearse una realidad paralela con ellos, no puedes hacer otra cosa que concentrarte en tu granizado de limón (yo el café sólo por las mañanas, gracias) y procurar no desencajar el rostro al oir según qué sandeces.

Mi amiga M, prosa y realista a partes iguales, después de reirse a mi costa con el relato de tan fatigosa velada, me ha propuesto que escriba un libro sobre mis relaciones afectivas pero respetando el anonimato de mis partenaires.
Pero si lo acabo haciendo (porque el título ya lo tengo), no pienso encubrir a nadie. Además, me dirían que la culpa fue mía de todas formas.

6 comentarios:

Deprisa dijo...

Eso sucede quizás porque siempre es uno el que se marcha y otro el que se queda y olvidar nunca es fácil. A unos les cuesta años, a otros días y a otros sólo horas pero es algo que no debería llevar mofa por nuestra parte porque se pasa bastante mal.

Un saludo.

Tara dijo...

pero quien dice que sólo lo pasan mal los ex?

a veces, la única forma de sobrellevar los entreactos de la vida es con ironía, para que el ardor de estómago que sufres desde hace tiempo no se convierta en una úlcera.

cruasan paga sus trajes con billetes de 500 dijo...

si "ex" y la expresión de asco "eggghs" suenan casi igual, por algo será

el de antes dijo...

de superbuenrollo y con ironía

Manel dijo...

Cuando no se habla desde el agradecimiento por lo bueno vivido y el perdón por lo que pueda haber pasado, todas esas sandeces que se digan no tienen más sentido que alimentar la ira y el reproche. En esos momentos es mejor callar. Callar hasta que uno entienda la separación como una liberación para que ambos puedan seguir creciendo. Tanto para el que deja como el que es dejado.
Un beso

Tesa Medina dijo...

Hay que hacer limpia de recuerdos, y sólo quedarse con los buenos, esos que todavía te hacen sonreír o estremecerte, los otros a la pira.

La vida son cuatro días para perderlos entre ex.

Tu madre tiene algo de razón, ellos se han olvidado de seducir. A mí me sigue gustando que me traten como una reina, me cedan el paso y me sorprendan con bobadas.

Un beso, Tara