sábado, 19 de septiembre de 2009

Pass time_

En esta ocasión el tiempo no existe.
Las horas en el reloj sólo marcan el desayuno o la salida del pajarito.

Cifras sin la menor importancia.
Números digitales aleatoriamente dispuestos sobre la esfera del reloj, unidos o separados (según se mire) por los dos puntos.




El verano pasado en Austria el paso del tiempo lo marcaban los campanarios y los rizos de la chica sobrevolando los márgenes de la Lumix.
En Praha, ese mismo tránsito es invisible, apenas perceptible en el camino errante del astro sol.

Porque los ojos de ella viven permanentemente colgados de las cornisas. De gárgolas, de esgrafiados, de esculturas, de hierros forjados… todos ellos adosados a los edificios, confundidos en su epidermis entre manchas de humedad, ventanas abiertas y cañerías.
El mundo sólo existe de las copas de los árboles para arriba.


Este año han sido 1000 fotos, de las cuales, una infinitésima parte corresponden a vistas generales de la ciudad.
El resto son detalles. Detalles de un todo que no la contiene a ella, obstinada en mantenerse al margen para no molestar el discurrir de los acontecimientos.
Y todo adquiere una pátina de irrealidad tan sumamente desconcertante que, al repasar las imágenes en casa, nada le pertenece. Como si no hubiera sido ella quien hubiese apretado el gatillo de la cámara. Quizás si su rostro apareciese de vez en cuando sentiría como propias esas fotografías.




Volviendo al reloj…
Le costó conseguir la soga, el dependiente del Leroy Merlin praguense se resistía a venderle tantos metros.
Pero el resto fue fácil. Crecer entre vaqueros con espuelas le tenía que servir de mucho en algún momento de su vida.
Atrapadas las agujas y afianzados los nudos, sólo quedaba balancear las esferas para precipitar la caída en desgracia de los números.


El 0 rodó siguiendo el baile de las esferas.
Los cinco 1 desfilaron como soldados rasos, perdiéndose entre el gentío de la plaza.
Un 2 se fue con su par sin atender a razones; y el otro, cabreado, se retiró por el foro.
El 3 en forma de cruasán fue devorado por la dentellada certera de un viejo.
El triángulo del 4 se instaló en la fachada del ayuntamiento.
A regañadientes el 5 y más prosaico el 7 tuvieron una segunda oportunidad en la joyería, haciendo del 75% de descuento.
Infinitamente postergado, el 8 salió volando cual pajarita que emigra hacia tierras más cálidas.
9 y 6, unidos sus trazos, se fueron de cangrejo a otro zodíaco.


** Animación por ordenador del movimiento del reloj durante un año astronómico.

6 comentarios:

jordicruasan dijo...

¿me devora un viejo desdentado? ya te vale

Jazziturno dijo...

Jajajajajajajajajajajaja me parto con tu nueva imagen de perfil, te superas ^^

:D

Interesante esto, tengo una pasión especial por este tipo de cosas.

¡Un besazo! :)

C. Chase dijo...

Sí, eso de "porque, a, ya están pilladas y serás un intruso en ese universo" lo conozco en una amplia gama de situaciones.

Tienes razón, así sucede.

ShaO dijo...

Me has hecho sentir nostalgia de Praha, mira q es preciosa la ciudad. jaja increíble el desmembramiento del reloj! Un besote perdido más allá de la medianoche

Juan A. dijo...

La oscura dramaturgia de los relojes. Qué hermosas pueden ser las formas que adopta el tiempo para hacerse humano.

Besos.

Tesa Medina dijo...

Qué melancólica, Tara.

Me gustan los detalles,siempre y cuando viajo también, como a ti, aunque a mí me sale mi parte gamberra.

El tiempo pasa, ya lo creo, ahora soy más consciente de lo rápido que que va esto. Así que trato de quitarme todos los miedos que es lo que te impide ser feliz.

Un texto precioso. Me ha encantado.
Besos,