martes, 17 de noviembre de 2009

De récord


El domingo 15 a las 11h. entro en el Guggenheim.
No tengo prisa, he venido a disfrutar de la exposción de Frank Lloyd Wright.

Zanganeo un rato por entre las esculturas de Richard Serra y dibujo con muy poca traza alguna esquina del edificio. Reconozco que disfruto retrasando el momento de acometer la segunda planta... ¡le tengo tantas ganas!


Y subo y...
leo, miro, admiro, releo, escucho, espío, me agacho, hablo sola, me contesto, sonrío [qué puñetero era el tío!!], camino, retrocedo una baldosa, me pongo de puntillas para asomarme a la maqueta, me siento, me levanto,...

como (en el propio museo), BEBO vino, bebo agua, escribo, hablo con el camarero, miro la hora, brindo con el guiri de la mesa de al lado, me embolingo (cómo está el Rioja, Dioooos!), hipo sólo un poco, HIP, pago con tarjeta,...
y haciendo eses, me meto en la tienda, hojeo libros, tropiezo con el escalón mamá, busco el catálogo, veo algo más sobre Wright, me acerco a la caja, rebusco otra vez la VISA, y cotizo una burrada x 3 libros...

dejo todo en consigna, visito el escusado (demasiado líquido en mi interior), y retomo la expo donde la había dejado....


Al final, me pasa lo de siempre: el museo cierra a las 20h. y me tienen que avisar cinco minutos antes porque sigo encaramada a la chepa del arquitecto.
Mi récord estaba en 5 horas en El Prado, nada comparable ya a las 9 horas con FLW (o sólo 8, siendo justos, porque la comida no cuenta, no?).

3 comentarios:

Verdial dijo...

Para mí es un gozo perserme en un museo, y como a tí, siempre me tienen que avisar para salir. Se me pasa el tiempo volando y los pies terminan gritando de cansancio.
Ocho horas estuve en el d'Orsay en Parías y por supuesto que no lo ví completo.
Con vergüenza tengo que reconocer que no conozco el Guggenheim, pero está dentro de mis pretenciones, lo mismos que terminar de ver el d'Orsay.

Un abrazo

C. Chase dijo...

Tranquila, si mi investigación era abierta, se aceptan aportes.

;-)

Tesa Medina dijo...

Va a ser mi próxima escapada, pues todavía no he visto el museo. Pero a pesar de que me pirrian los museos mis lumbares tienen su tope en tres horas, a las tres horas de andar despacito me duelen hasta las pestañas, así me gusta volver y repetir todas las veces que puedo.

En Florencia me pasé los cinco días de museos, dejando la tarde-noche para paear la ciudad, pero me quedaron más de la mitad en el apartado "tengo que verlos" y los vistos en "tengo que volver" Fue una locura.

Y entonces me pregunto, ¿cómo es que la gente se aburre?

Besos, Tara