sábado, 26 de febrero de 2011

Verde rana


Sondrina me lo advirtió.
Me dijo que Gustavito no parecía el mismo.
Como si hubiera mudado de color, como si por primera vez la fotosíntesis pudiera afectarle de algún modo.
Me dijo que G estaba inquieto.
Como si una oleada de insectos hubiera colonizado la casa y no diera abasto ante tan rico manjar.
Me dijo también que iba de acá para allá.
Como si mudara de charca, como si hubiera encontrado un nuevo hogar.

Mas no quise creer en tanta palabrería.
Cómo aceptar que G nos abandonaba, cómo admitir que G podía ser feliz en otro sitio.
Pero un reportero dicharachero no puede estancarse, no puede conformarse con ir viviendo y ya está.
Si la noticia no viene, debes salir a buscarla, eso croaba G a todas horas.


Y resulta que todos los indicios eran ciertos. Que Sondrina tenía razón.
Y es que Gustavito, por su cuenta y riesgo,…

se ha hecho misionero!!


To be continued.

6 comentarios:

Igor dijo...

Ja, ja. Un tipo inquieto. Que no se conforma.
Eso de los insectos me ha gustado, quizás porque me ha recordado a mí mismo.
Un abrazo.

Madison dijo...

Mira que pasan cosas raras...esperaremos como termina esto.

Manel dijo...

Gustavito, la rana ocurrente de piel lisa, con su feminidad adjetiva, bien presumía su apodo en femenino siendo un resultón reportero.
Su novia Peggy, en confidencia con Sondrina no había notado diferencias existenciales en el títere de su novio. Siempre existe la tercera persona, la vecina de mesa o la mismísima Sondrina, amiga inseparable del alma des su tierna edad, que se adelantaban a los acontecimientos que el ciego amor, en este caso el de Peggy, no la daba opción a ver más allá de su nariz.

En este caso, para ser sinceros, Kermit la Rana, es decir, la Rana Gustavo, G, como le gustaba (de aquí el nombre de Gustavo, el degustar de gustar su abreviatura en inicial) ser llamado a nuestro reportero, por aquello de la felicidad y pequeña muerte en su punto “G” había abandonado la idea de ser misionero, encaminando sus saltos hacía la ciudad de Los Ángeles, en el estado de California, donde tenía una estrella en el Paseo de la Fama.
Su misión, de misionero, no es otra que croar la entrega anual de los oscares holibudenses.
Espero impaciente los actos de “G” en la mudanza de su charca.

Tesa Medina dijo...

Pero qué monada, con su carrito, y que minimalista, G. Ojalá mis mudanzas hubieran cabido en un carrito así.

Pero no entiendo que quiera ser misionero, no le pega.

Seguro que es una confusión.¿No será "marinero"?

Supongo que él mismo nos contará cómo le va. Volveré.

Un beso, Tara.

María Goretti dijo...

jajaja me ha encantado!!

un beso!

Vaganmundo dijo...

Que tenga cuidado Gustavo, por esas tierras, estan demasido acostumbrados, a ver misioneros, digamos, demasiado verdes.