sábado, 24 de marzo de 2012

Derrames

Como el café derramado sobre el netbook…



Lo que pasa es que, en el caso que me ocupa, el papel de líquido lo ejecuta un derramamiento de sangre y el cerebro cortocircuitado sigue testarudamente dando guerra en la cabeza de mi padre.
Placa base inundada, echada a perder del todo.
Sistema operativo y procesador de memoria saturados de hierro fundido.


Y ahora algunas neuronas, vecinas al desastre y salpicadas de interconexiones empapaditas, se muestran irascibles y vengativas, enviando señales erróneas por todo el cuerpo para reclamar también su momento de fama.
Crisis epilépticas, inflamaciones nerviosas, todo un festín de sensaciones.
Si mi padre despertara, si fuera capaz de volver a esta realidad virtual en que respiramos, tendría mucho mérito.

3 comentarios:

Tara dijo...

Pero no lo hizo, y se fue sin poder explicárselo.



Lo escribí por aquel entonces, de noche, acurrucada en su almohada.

German Buch dijo...

Lagrimas negras
escritas sobre la blanca almohada.
Ni las mareas por venir
ni las olas intrépidas
ni los vientos del más allá
apagaran la voz
que aquella noche le escribiste.
Èl, en su virtual razón
seguirá su sueño
como el sueño que tuvo
de tu compañía
de su amor,
tu amor.

Madison dijo...

Tara, lo siento mucho, te mando un abrazo con todo mi cariño.
En estos casos no sé qué decir...