viernes, 20 de febrero de 2009

Anillos III

Le has dicho que NO.
Que NO querías hacerle daño.
Un NO rotundo, escapado de tus labios entreabiertos. Labios que besaron los suyos en los últimos años pero que ahora rechazan su sabor para siempre.
NO puedes seguir a su lado.
NO, no puedes.


El alma guarda muchos tesoros y algunas bagatelas.
La tuya juega constantemente con un reloj de arena.
Arriba, abajo.
Caídos en esa arena se alzan tres anillos, que el tiempo ha encerrado entre paredes de cristal para guardarlos de tu olvido.
Nunca cambian de lado. Cuando la arena bajo sus pies se consume y cae al otro lado, los anillos se abrazan para no sentirse perdidos.
Cuando se produce de nuevo la inundación, un mar de dunas los acogen.
Así eternamente.

El primer anillo está ahí por cobardía.
Eras muy joven para venderte a las primeras de cambio.
El segundo, por indecisión.
Deshojaste la margarita y tomaste a broma su sacrificio. Marchita apareció un día enredada en tu pelo.
El tercero, fue un acto de soberbia.
Le quitaste el amor de su vida a otra y lo recuperaste para ti. Pero, en el fondo, ¿de qué te podía servir ya?

Tu alma se ha convertido en una serpiente venenosa que adormila su serenata cascabelera y ofrece el jugo de la manzana desde la puerta entreabierta del paraíso.
Si te tropiezas con el escorpión, morirás con tu propia medicina.

5 comentarios:

Tara dijo...

Cortocircuitos y derrames cerebrales provocan, a veces, la caída incontrolada de palabras en una sopa espesa que me cuesta digerir.
De esas incontinencias nacen textos a color que sólo tienen el sentido de quien se lo encuentra.

Bon appétit!!

ALOMA69 dijo...

A mi me ha parecido encontrarle mucho sentido al texto, algo así como la vida misma.

La veo muy bien acompañada!

Saludos!

Tara dijo...

Todo forma parte de la vida misma.
Cada uno de nosotros tiene una propia pero participa de la general, de la universal, de la que nos pone en relación con el resto de mortales...
y, a veces, encontramos otras vidas en nuestro camino que nos pueden hacer mucho daño.

Aloma, sólo espero que mi resumen te haya gustado.
y tienes mucha razón: sigo MUY acompañada, esta gente no se va de casa ni en un mes!!

C. Chase dijo...

Para nada.
Al menos a mí hasta ahora el fonendo no me sirve para nada.
De adorno.


Lo del relato si te fijas era una ironía.

En aquellos momentos tomarme el pulso con el fonendoscopio era tan útil como sacar los lápices del lapicero y echarle agua y beber de ahí.

Tesa Medina dijo...

Dije sí una vez y luego fue no. Y ahora tengo un anillo guardado en una caja con un fecha muy lejana y un tamaño que no corresponde al dedo en el que lo llevé.

A otro le dije No, no más anillos, y fue que sí, y ahí seguimos.

Me gustó, Tara. Sigo poniéndome al día que esto está interesante.