sábado, 14 de marzo de 2009

Acumulando circunstancias I

Aquella teoría de que el batir de alas de una mariposa toledana puede desencadenar el monzón en las Filipinas, se parece en la idea, aunque no en las formas, al cúmulo de circunstancias que hicieron de unos baúles los reyes de la república independiente de mi casa.



En este caso, la mariposa es Daniel Craig (que se abstengan de seguir leyendo todos aquellos que piensan que ahora el agente 007 es un mariposón que se deleita batiendo lo que buenamente le dejan).

Cada vez que el dvd reproduce Casino Royale me imagino a Nicolás y a Sondrina haciendo de Bond y Vesper. La que no me encaja nunca es la yaya Marisca y eso que fue ella la que hizo saltar la banca en el casino de Montenegro…

[Abrimos un tupido velo para poner en conocimiento de la audiencia los hechos que tuvieron lugar después de la expulsión del gran hermano hospitalario de la yaya en julio del año pasado…]

La parentela Marisca se largaba de vacaciones y le iba fatal cargar con la abuela. Sólo su nieto favorito, el promotor del Porkys en la unidad de quemados (sí, sí, Nicolás… ¿quién si no?) la invitó al interrail para atravesar Europa con destino a Rusia. Como la yaya no se podía permitir el lujo de castigar sus quemadas posaderas en asientos de madera de antes de la revolución, tuvieron que decantarse por el avión.
En el aeropuerto se encontraron a Sondrina, que regresaba a casa por navidad (uy, no, eso es en diciembre), perdieron sus respectivos vuelos contándose batallitas; y cuando presentaron sendas reclamaciones, los facturaron a los tres para Montenegro.

[Cerramos otra vez el tupido velo y seguimos en los Balcanes, en un casino y con burdos imitadores del estilo Ian Fleming]



Nicolás-James empezó a jugar al poker, ganó unas manos y su pila de fichas aumentaba. En eso que Sondrina-Vesper, empujando la silla de ruedas de la yaya, hizo acto de presencia en la sala para perturbación extrasensorial de los caballeros allí reunidos. Cuando se acercó provocativamente a Nicolás-James para pedirle unas moneditas que pagarían la ronda de caipirinhas que se estaban trincando, el muchacho entró en barrena.

A la matriarca de los Marisca no hay cosa que peor le sepa que perder el dinero tontamente por culpa de un acento albano-kosovar que quita todos los sentidos…





Sarandonga
nos vamos a comer
Sarandonga
una arroz con bacalao
Sarandonga
kuchibiri, kuchibiri
Sarandonga
kuchiribi, kuchibiri


En lo que se tarda en aprenderse esta letra y en comerse un arrocito, la yaya Marisca desplumó al casino.
Sondrina me explicó lo sucedido al regresar a casa sin tener muy claro por qué, después de aquello, les empezó a perseguir la polizei, ametralladora en mano.
Suerte que Nicolás-James recuperó la cordura y pudo salvar el pellejo de los tres tras las bambalinas de un circo medio cíngaro instalado en la ciudad.

[He bajado la foto del facebook de la yaya porque sale Sondrina-Vesper con traje de miss Murcia al lado del acróbata disfrazado de torero. Mola, ¿a que sí?]

Sigamos. Pasada la frontera en un carromato cochambroso, infectado de pulgas pero atiborrado de pasta, el despabilado y ya enamorado Nicolás-James consiguió un Aston Martin y se llevó a sus dos mujeres favoritas a Mónaco, para pasar unos días de merecido descanso y codearse con la alcurnia millonetis de su recién estrenada capa social.

Nos acercamos peligrosamente al monzón filipino, el momento en que Sondrina regresó al hogar cuando yo había perdido la cabeza por la migraña y la recuperaba de debajo de la cama, llena de pelusilla de no fregar en cuatro meses.

To be continued...

5 comentarios:

Meryone dijo...

amén de haberme reído y perdido un poco en el relato, me solidarizo con las pelusas. llega un momento en que una las ve tan acomodadas, con familia y todo, que no tiene corazón para expulsarlas...

besos

Anónimo dijo...

Feliz de reencontrar otra vez a la yaya Marisca. Me la imagino como una de esas exploradoras intrépidas del siglo XIX que relata Cristina Morató en sus libros.

Saludos, Tara. Después de una semana sumida en el más absoluto de los autismos, vuelvo a la realidad.

ALOMA69 dijo...

Afortunada en el juego...

No puedo evitarlo, por mi parte vuelvo una y otra vez a las historias tristes, suerte que por aquí me ha sacado unas risas.

Saludos!!!

Tara dijo...

Me alegro muy mucho de haber despertado alguna sonrisa con esta historieta.
También espero que la segunda parte y definitiva, de aquí a unos días, vuelva a arrancaros del letargo... porque ésto es como la primavera, que poco a poco se va imponiendo.

Meryone, I love the pelusas too!!

Karmeta, aún autista se te quiere, no faltaba más!!!

Aloma, la que tiene más suerte con esto del juego es Sondrina, yo ni una cosa ni la otra... una pena!!!

Tesa Medina dijo...

Esto si que es una historia con chicha y, salvando al actual macizo Bond, a mí me gusta más.

Espero que el descapotable sea verde inglés, pues cuando una servidora era adolescente estaba en la lista de sus sueños diponer de uno, junto con un novio de ojos grises. Tengo que preguntar al psicoanalista lo de los colores.

Espero el siguiente capítulo con ilusión.

Ah, y no acumulo pelusas porque mi gata es alérgica y me tose con pena cuando me descuido.

Besos, Tara