martes, 27 de septiembre de 2011

Agua-0 b/n


No siempre llueve a gusto de todos.
No siempre.


Algunas veces la borrasca de la fortuna hace saltar los cielos; y aunque te conformarías con un simple aguacero, te adjudican el diluvio entero y ahí te las compongas.
Otras veces, el destino te hace contorsionista amateur, te empuja a subirte a los tejados y a otear el horizonte cúbico y puntiagudo que cae más allá de tu red de seguridad.




Duraste en su boca lo que un trago amargo.
Y su piel te guardó fidelidad durante la cuenta atrás de una mecha apenas encendida.
Sin embargo, su cabeza, ciega equilibrista en este mundo al revés, no te olvida. No puede hacerlo.


Al caer a su lado, curtió tus arrugas de hombre en su propia memoria, reservando para cada surco una esperanza. Carisma tostado al sol en una isla perdida, en un safari africano o en el mar angosto de los antiguos.
Porque si no fuera tan complicado ella perdería el interés.
Y atado así el hilo invisible del deseo, vuestro número circense se desglosa entre miradas consentidas, permeables a la cosecha primaveral de un instinto.






La salida del arco iris, en su sabiduría infinita, contornea los arabescos del intelecto para dejarte de seguido respirar, más allá del acantilado arenoso y movedizo donde te colocó el amor de aquel día…

5 comentarios:

Igor dijo...

Un auténtico laberinto de sentidos y palabras. Arabesco. Hasta no estoy seguro de qué he leído, solo de que me ha despertado de golpe.
Saludos.

German Buch dijo...

….Aquella tarde, después de la lluvia desluciendo, día tras días, el arco iris de la vida, paseaba el arabesco de su silueta, entre los estrechos pasadizos que formaban los aposentos donde descansaban los libros paseantes sus ojos sin leer el titulo de los mismos.
De hecho, sus ojos, su mirada, oteaban cada nuevo intruso en la vieja librería, intentando descubrir, al conocido sin conocer que le escribía palabras sin voz y que, ella, leía con la voz de ella imaginándose la voz de él, el que sorprendió su mirada sin espejos de por medio.

Tu piel quedó guardada en el interior de mi cajita de música, esa cajita que solo tú, al levantar el telón de las palabras, oíamos los dos equilibrando el encuentro invisible, el que quedó visible en tacto y acto aquella tarde, tras la tormenta que enredó nuestros días, mojándonos con el instinto primaveral del amor, como nos tenemos ahora, mojados en el sedoso acantilado de tu boca….

Anónimo dijo...

Estoy en desventaja, con toda mi anatomía desplegada, tan solo soy tu sustento, me estoy perdiendo el beso de mi vida intentando que mi nariz no choque con la tuya.

Envidio tu mirada al reves, mi espalda nunca hubiese podido encorvarse tanto.
El horizonte en mí, parte siempre de la amargura de la reflexión de un espejo en blanco y negro navegado bajo tormentas y esperanzas.
Solo me queda ese olvido imposible, ciego, abrasado, antiguo, de surcos de piel eternos.
Solo aquel viaje astral en el que cambie mi reino por un beso...

Tara dijo...

iba a decir que estoy poco habladora, que prefiero leer antes que abrir la boca

que llegó el otoño y que el verano fue una falaz esperanza

y me encuentro con el suspiro de Anonimus, que bien pudiera ser el objeto que inspiró las letras de este aguacero (y cómo me gustaría que así fuera!!!)


iba a decir que me quedo entre renglones, leyendo manchas de tinta impresa sobre cuartillas encoladas

(y ahora, también, anhelando que ese último dicho haya salido de los labios con ligero toque a menta que tanto recuerdo)

Anónimo dijo...

Quien pudiese desperdiciar un verano, dos otoños,tres diluvios...
leyendo esas "manchas de tinta"
de puño y letra.

Si tu quieres soy yo, aquel, por el que desviaste tu mirada, de tus letras apartadas.

Si tu quieres ese último dicho es mio.

Del sabor a menta no me acuerdo,
de tus ojos color esmeralda, si.

Si tu quieres...
nos vemos en tu reino.