jueves, 1 de enero de 2009

Concierto de año nuevo



Cierro los ojos un instante y regreso de nuevo a tu lado, en la Musikverein.
Fila 5, butaca 4. You know?

Si rebobino la cinta de video de aquel día puedo verme emocionada, como una cría con zapatos nuevos. Devorando con la mirada cada detalle, cada rincón de la sala dorada, dando gracias al destino por dejarme ser tan feliz durante unas horas. No hay mayor dicha en el mundo que hacer realidad tus sueños y, ese día, yo taché uno de mi lista particular.

Después del Vals del Emperador, una polca; y, sin apenas respiro, un aria, para lucimiento de la soprano que, tras un escote de vértigo, derrama su voz de oro. Notas doradas que van salpicando las butacas de platea como una lluvia de bello sonido que empapa pero no moja.

En mi regazo, el programa de mano, el testigo que me hizo tocar de nuevo con los pies en el suelo.
Detrás de aquella mano extendida, tu gesto de bienvenida. El toque grisáceo de tu mirar y una leve sonrisa daban el valor suficiente a tu espíritu para no salir huyendo.
Thank you very much!
That’s ok.


Tras los aplausos, la voz de José Luis Pérez de Arteaga me devuelve al sofá de mi casa como si el televisor me hubiera escupido desde sus entrañas.
¿Qué hago aquí vestida de Sybilla? ¿Por qué los zapatos de tacón, el oro blanco de los pendientes, el anillo de Swarovski?
Justo cuando suenan los primeros compases de la Marcha Radetzky, con el redoble del tamborilero señalando la salida a escena del director, me doy cuenta de que aún tengo en la mano tu programa.
Aturdida, clavo mis ojos en la tele porque de ella espero la respuesta a este enigma que me apresa. Y en un barrido, te localizo, entre la colonia de japoneses que abarrotan el lateral de la derecha. Das palmas para seguir el ritmo y, a tu lado, mi silla está vacía.
No puede ser, debo regresar a mi cuento de hadas antes de que me eches en falta.
El corazón late desacompasado, doloroso, como luchando con la percusión y los violines.
¿Y si volviera a cerrar los ojos? ¿Podría obrarse de nuevo la magia de Strauss?
Me conformaría con reencontrarte el año que viene, el mismo día, a la misma hora.


Espérame, no te olvides de mí.

5 comentarios:

Melpómene dijo...

Pasando a saludar...
me agrado mucho tu escrito...

Feliz 2009 exito !

ojala y puedas pasar por el mio...

un abrzao

Rachel dijo...

a veces aunque uno no esté en cuerpo si está en alma...eso es lo que meha evocado tu relato!
saludos y felí 2009!!

Tara dijo...

Muy emocionante el día de ayer, a pesar de haber dormido apenas 2 horas....
porque es un auténtico placer para los sentidos asistir al concierto de año nuevo, aunque sólo sea en alma (como muy bien dices Rachel)...
muy especial regresar a la Musikverein después de haber estado este verano por allí, cada primer plano, cada arreglo floral, cada cariátide me evocaba el concierto al que yo asistí.

qué buen rollo empezar así el año!!

Anónimo dijo...

Vi un fragmento en las noticias y me arrepenti de no haberlo visto entero. ¡Ahora aún me arrepiento más! El año que viene guardameuna silla a tu lado.

Besotes.

Tara dijo...

Eso está hecho, MF... pero a mi lado, eh, que sinó te dispersas!!!