miércoles, 23 de abril de 2008

St. George y la Rosa

¿Quién no ha soñado ser despertado como sigue?

- La pulisia… puerta… tu levantar… la pulisia… la pulisia…

y todo acompañado de amorosos zarandeos.

Pues así me ha despertado hoy mi asistenta. Y con tanto amor en mi cuerpo, y los ojillos pegados de legañas, me he personado en la puerta de mi domicilio.

- Buenos días, señora. ¿Es este su marido?

He oído señora y marido en la misma frase y he caído redonda. ¡Qué he hecho yo para merecer tanta crueldad, Dios santo!

- ¡Uuuff, vaya leñazo! ¡Hip!

- ¿Se encuentra bien? ¿Se ha hecho daño?

Auxiliada por mi asistenta y por la persona interesada en mi salud, y restablecida la verticalidad, me he dado cuenta que en la puerta de mi casa había dos uniformados: un mosso d’esquadra y un Sant Jordi. El primero tenía cara de pocos amigos y el segundo, no sabría decirlo, llevaba yelmo y cimera.

- Cari, que guapa estasss. ¿Cuándo te has comprao ese vestío tan corto? ¡Hip!

- ¿Es este señor su marido?

- No marido, ella… no novio, ella… no…

- ¡No! ¡No! No tengo marido agente, no estoy casada. Y no conozco de nada a esta… armadura. – he dicho, recuperando un poco la calma, y cortando en seco a mi asistenta, que no pierde ocasión de contarle al primero que aparece mi condición de soltera sin compromiso.

- Cari,… hip… estasss mu’güena, cari… hip…

- ¿Y por qué insiste en llamarla cari? Me parece que entre todos me están tomando el pelo. ¿Quién es esta mujer que la acompaña? Documentación, por favor.

Lo que viene a continuación os lo ahorro. Sólo os diré que, después de media hora de palique, conseguimos entendernos y aclararnos: la que hablaba raro, es mi asistenta albano-kosovar; y el borracho disfrazado de Sant Jordi, mi vecino del 4º 3ª, casado con la Casiana y no conmigo.

¿Y por qué borracho y con armadura a las 10 de la mañana? Muy fácil, lo vais a entender rapidito: hoy se celebra la diada de Sant Jordi y en Santa Kemola celebramos una rúa de caballeros medievales, con las damas a lo reina Ginebra y un dragón de cartón piedra. Y por ser día tan señalado, el club de alterne de la esquina de mi calle, el Heidy’s Club, celebra todos los años, la noche del 22 de abril, jornada de puertas abiertas. Y las puertas no se cierran hasta la hora de celebrar el desfile, que acostumbra a suceder sobre las 19h. del día 23.
El marido de la Casiana iba ya vestido para la ocasión desde ayer por la tarde cuando se hizo el ensayo general y ¿para qué cambiarte de ropa si en el Heidy’s te van a dejar entrar igual con armadura que sin ella?

Pues bien, resuelto el entuerto, mi asistenta y el mosso han acompañado al vecino a su casa, y yo me he ido a vestir porque, con las prisas, he salido a recibir las visitas en salto de cama. Y porque quería ir a comprar unos libros aprovechando los descuentos de la jornada.


Pero las cosas no salen siempre como una espera y, al bajar a la acera, me he encontrado con otra trifulca, esta vez protagonizada por los clientes del Heidy’s: eran tantos que se han apostado directamente en la calle, con algunas de las chicas, y han cortado el tráfico. Para rematar la concentración no autorizada, algunos jinetes del desfile se han personado con montura y todo, así como unos cuantos mossos d’esquadra que pasaban por allí. En el tumulto, uno de los caballos ha posado sus cuartos delanteros en el capó de un coche patrulla dando lugar a que se desplazara hasta la zona la Unidad de Atestados. ¡Éramos pocos y parió la abuela!

- No llevo el carné encima pero en mis diez años de conductor no he tenido nunca un accidente.

- ¿Y los papeles del seguro? ¿A nombre de quién va el vehículo?

- ¿Qué vehículo ni que niño muerto? ¡Si ha sido el caballo que se ha asustado de ver tanta gente!

El Sant Jordi de turno no daba crédito (ni yo tampoco).

- No me cambie de tema y firme el parte. Y le pongo una sanción administrativa por ir indocumentado. ¡Hombre, señora Mhéntal! No la había reconocido vestida, perdone usted. Antes creí que era una de las chicas del Heidy’s.

- Pues ya ve que no. Por cierto… si le doy con el bolso en la cara, ¿me pondrá una multa?

Y me he ido corriendo, por si las moscas.

Al volver a casa con mis libros (me he comprado El misteri de l’amor, de Joan Miquel Oliver, y Una lectora nada común, de Alan Bennett), me he encontrado en el buzón una tarjeta que decía…

Le presento mis más sinceras disculpas. Firmado: agente Rosa Morera, dels Mossos d’Esquadra.

… y una proposición indecente que no pienso reproducir aquí. También el Heidy’s seguía abierto y más concurrido que nunca.

Dedicated to Crusiluz: Congratulations!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me creo NADA que habiendo un mosso en la puerta de tu casa y vos en saltodecamasecsi, no te lanzarás al cuello (por no decir otras partes)
Que nos conocemos moza!

Gracias por la dedicatoria

PD: el libro de JM Oliver es taaaaaanto.... ains

Tara dijo...

¡Y tanto que nos conocemos! lo que pasa es que un mosso, llamándose Rosa, no me pone nada; lo bueno es que yo tampoco le ponía porque sinó hubieramos tenido un grave problema.

un placer lo de la dedicatoria, sobre todo siendo para tí!!!

y ya veo que el libro del Oliver ya te lo has leído... pirata!!!

¡a pasarlo bien el finde!